Septiembre llega y sí, se acaban las vacaciones. Tras unos días (o semanas) en los que la rutina y la vida rápida parecían de otro mundo, llega el momento de incorporarse al trabajo y los horarios.
Para hacerlo de la mejor manera posible, te recomendamos algo: respira. Coge aire, coge fuerzas y afronta la nueva temporada con toda la energía que has renovado en verano.
Cómo respirar mejor
Parece una tontería, pero hay que saber respirar. Es muy diferente, por ejemplo, coger aire hacia los pulmones que hacia el estómago.
Controlar tu respiración y ser consciente de cómo respiras te ayudará a relajarte y controlar los momentos de tensión. Aquí van algunos consejos:
Respirar por la nariz
Tan fácil como eso. Respirar por la nariz es un básico, pero muchas veces tendemos a hacerlo por la boca, lo que puede llevar a la inflamación de las vías respiratorias, ya que el aire no pasa por el ‘filtro’ antibacteriano de las fosas nasales, que también evitan que el aire llegue demasiado frío o demasiado caliente a los pulmones.
Además, al respirar por la nariz, los pulmones trabajan más eficientemente. Así que intenta hacerlo así, salvo que necesites un extra de aire como, por ejemplo, al hacer ejercicio.

Hazte yogui
La relajación está íntimamente relacionada con la respiración. Por eso, disciplinas como el yoga, el pilates y el taichí te ayudarán a controlar tu técnica y a ser plenamente consciente de tu proceso respiratorio.
Existen varias técnicas de respiración asociadas al yoga, como la ‘Nadi Shodhana’ y la ‘Kapalabhati’.
La primera consiste en tapar una de las fosas nasales e inspirar profundamente por la otra. Después, se exhala por la que antes estaba tapada y se tapa por la que se ha inspirado.
La segunda, también llamada “respiración de fuego”, consiste en inspirar lentamente y después exhalar muy rápido y fuerte, sacando el aire del abdomen. El ritmo de inspirar y exhalar se hace cada vez más rápido hasta llegar a diez respiraciones. Atención: si tienes ansiedad, mejor, evítala.
Después de un esfuerzo…
Si pasas por un momento de estrés especial y necesitas calmarte y bajar las pulsaciones, lo mejor es que cojas aire por la nariz, lo mantengas en los pulmones unos cuatro segundos y después lo sueltes lentamente por la boca. Es la respiración profunda de toda la vida. ¡Y sigue funcionando!
Consejos para la vuelta al trabajo
En septiembre, el estrés viene de la mano de la vuelta al trabajo. De repente, tienes que cambiar el mar por el escritorio, y la rapidez del mundo laboral te exige que te pongas al día muy rápido.
Cuando sientas que las responsabilidades te van a sobrepasar, cierra los ojos, respira profundamente y sigue estos consejos:
Pon el cuerpo a punto
En las vacaciones, nuestro cuerpo se acostumbra a dormir más, pasar más tiempo descansando, no estar pendiente de horarios… Por eso, con la vuelta a la oficina, tienes que re-acostumbrarlo a la rutina laboral.
Unos días antes del primer lunes de trabajo, intenta levantarte algo más temprano, para ir adaptándote poco a poco al madrugón. Vuelve a hacer ejercicio poco a poco, recupera los horarios de comidas e intenta no trasnochar. Así, te sentirás más fuerte para afrontar todas las reuniones del mundo.
Planifica la ‘rentrée’
Muchas personas dedican bastante tiempo a organizar las vacaciones y la mayoría tendemos a exprimirlas al máximo y volver a casa la noche antes de comenzar a trabajar.
Sabemos que es duro despedirse del verano, pero plantéate volver a casa con unos días de antelación para hacerte a la idea. También puedes echarle un vistazo por encima a los emails, para no encontrarte todo de golpe el lunes. Así, el impacto del primer día en la oficina será más leve.
Marca tu rumbo profesional
Septiembre es un mes perfecto para plantearte el rumbo de tu vida profesional. ¿Estás siguiendo el camino que quieres? ¿Cuáles son tus objetivos para el nuevo curso?
Para sentirte más motivado, establece metas que quieras alcanzar, ten ilusión por trabajar para conseguirlas y diseña un plan para llegar a ellas. Así, estarás centrado en tu evolución y cada pequeño paso te hará ilusionarte aún más.

Los lugares más verdes de España
¿Qué mejor para respirar profundamente y coger fuerzas que rodearse de vegetación? Visita cualquiera de estos parajes españoles, limpia tus pulmones y llénate de energía.
Robledal de Muniellos (Asturias)
Este bosque del suroeste del Principado de Asturias llega a los 1.500 metros de altitud, lo que, junto a la humedad de la zona, ha creado el mayor robledal de España y uno de los mejor conservados de Europa.
Pero no solo hay robles: sauces, musgo, líquenes, fresnos… el paisaje de la ribera de los ríos bien parece sacado de un cuento.
Podrás visitarlo por la ruta de río (la más fácil y bonita) y la de Fuenculebrera, más complicada. Escojas la que escojas, visitar Muniellos es una garantía de respirar aire puro.
Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz)
Situado en la provincia de Cádiz y parte de Málaga, sus más de 170.000 hectáreas forman el mayor conjunto de alcornoques de toda España. Además de su riqueza natural, este paraje representa una de las formas de vida más tradicionales de la zona, por el aprovechamiento del corcho.
El agua, la niebla y la humedad generan un paisaje de ríos, arroyos, embalses… y una flora única, la laurisilva. Sin olvidarnos de sus habitantes: mirlos, pinzones, águilas, cernícalos… ¡a respirar!

Garajonay (La Gomera)
La laurisilva también caracteriza al Parque Nacional de Garajonay que, en este caso, presume de la mayor representación de laurisilva de Europa. Desde 1986 es Patrimonio Mundial, y no es de extrañar: se extiende por nada menos que 4.000 hectáreas rebosantes de laureles, musgo, helechos, adelfas…
Las nubes lo visitan con frecuencia y le dan un toque mágico, con una niebla húmeda que ha sido el caldo de cultivo de esta vegetación tan impresionante en medio de un territorio caracterizado por su aridez.
Ahora que ya sabes cómo y dónde respirar para evitar el estrés, esperamos que la vuelta al trabajo no se te haga demasiado dura. Como siempre, aquí tienes una playlist con canciones para ayudarte en la reincorporación. Ánimo, ¡tú puedes!